Ya en los primeros esbozos del proyecto, luego de planificarlo durante dos años, Enrique Bunbury tuvo claro que no deseaba hacer un recopilatorio de hits en acústico, sino, un Unplugged vanguardista en el que las canciones trabajaran entre sí para crear un disco sólido y con carácter único. Una obra de temperamento propio, el sonido y los arreglos se han cuidado para que todas las canciones fluyan con sentido y coherencia, con una personalidad diferente a cómo se las ha conocido hasta ahora.